Adolfo Muñoz García es licenciado en Filología Hispánica por la Universitat de Valencia. Es traductor, trabajo del que disfruta y al que se dedica con minuciosidad. No es difícil darse cuenta de ello al leer los 3 libros de Harry Potter que tradujo al español: Harry Potter y la cámara secreta, Harry Potter y el prisionero de Azkaban y Harry Potter y el cáliz de fuego.
En primer lugar, muchas gracias por concederme esta entrevista, Adolfo.
¿Cómo empezó tu inclinación a la traducción? ¿Siempre te han gustado los idiomas?
La traducción literaria es algo muy distinto de lo que la gente se piensa. Realmente, tiene poco que ver con saber idiomas, aunque tener profundos conocimientos de al menos dos idiomas es necesario para traducir literatura. Pero no es más importante que saber escribir a un nivel literario, que tener una considerable cultura general, que saber moverse por los diccionarios y por Internet. Yo diría que cualquier escritor medio está en condiciones de traducir (pues un escritor medio al menos es capaz de leer en alguna otra lengua aparte de la propia), pero no cualquier bilingüe es capaz de hacer traducción literaria.
Pasa lo mismo en otros campos: un médico puede traducir un artículo de medicina, aun cuando sus conocimientos de la lengua original sean mínimos. Sin embargo, un bilingüe con enormes conocimientos del idioma pero que no sabe nada de medicina no podrá nunca traducir un artículo de medicina.
Tu pregunta de si siempre me han gustado los idiomas presupone que me gustan, y que he llegado a la traducción desde el estudio de los idiomas.
Sí, me gustan los idiomas, pero no soy de esa gente que tiene facilidad para hablarlos. Me gusta más comprenderlos, entender cómo funcionan. Y eso es lo que necesito para traducir, comprender su funcionamiento, no hablarlos con fluidez.
Y no he llegado a la traducción desde el aprendizaje de idiomas, sino desde la literatura. Lo que a mí me gustó siempre fue leer y escribir. Una de las cosas más fascinantes de la traducción es poder copiar una obra que admiras. Traducir literatura es hacer literatura, es escribir, reescribir. Yo no traduzco tanto desde mi conocimiento de idiomas como desde mi afición a la literatura. Y estoy seguro de que eso nos pasa a todos los buenos traductores literarios.
Bueno, es un hecho que tu experiencia como escritor y como amante de las letras te ayuda mucho en tu labor. ¿Cuántas veces necesitas leer el libro que vas a traducir antes de empezar tu trabajo? ¿Analizas algún punto previamente, o con la base de tu lectura es que haces la traducción?
Hasta no hace mucho, los traductores de libros tenían una norma sagrada: había que leer el libro antes de empezar a traducirlo. Leerlo varias veces no suele ser posible, a menos, claro está, que no se trate de un encargo sino de algo que hace uno por gusto. Pero los que vivimos de esto trabajamos con unos plazos no muy largos, y cobramos un dinero que apenas da para pagar la renta del piso. Lo que quiere decir que no podemos eternizarnos.
Así que, como decía, incluso esa norma sagrada ya no lo es. Gracias a los procesadores de texto, uno ya no necesita tener un conocimiento completo de la obra antes de ponerse a traducirla. Porque uno puede rectificar si se da cuenta de que entendió algo mal. Se puede volver atrás. Esto no pasaba antes, antes se escribía a máquina y era peliagudo volver atrás. No solo había que rehacer en ese caso páginas enteras, sino que no se contaba con los buscadores que tienen ahora los procesadores de texto. Te pongo un ejemplo: en el libro que estoy traduciendo ahora aparece un personaje que se llama Roach. No sé si lo voy a llamar Roach o Cucaracho. Lo bueno es que no tengo por qué decidirme todavía. Puedo cambiarlo todo una vez terminada la novela. ¡Es fantástico!
Y, además, lo de leer varias veces el texto, puede tener sus inconvenientes: uno puede hartarse del libro. Me ha ocurrido con muchos: hasta llegar al final, no me doy cuenta de lo malo que es. Y eso es una suerte. Si lo hubiera leído muy bien antes de empezar, eso lo habría sabido desde el primer párrafo, y hubiera perjudicado mi trabajo, lo habría hecho sin ganas. A veces es mejor estar en la inopia.
Pese a lo dicho, siempre que puedo, leo la novela antes de traducirla.
En el caso de Harry Potter, ¿se te hizo complicada la traducción por algún motivo?
Aparte de mi inexperiencia, yo estaba empezando entonces... Bueno, hay algo que quizá complicó especialmente la traducción, el hecho de que el primer volumen lo hubiera traducido otra persona. Había que ajustarse a las soluciones elegidas por esa primera traductora, había que tenerlas todas en cuenta. En este caso sí que fue importante una considerable cantidad de lectura previa, pero no del segundo volumen (el primero que tradujimos Nieves y yo) sino del anterior, que no habíamos traducido nosotros.
¿Cómo fue trabajar en la traducción con Nieves Martín? ¿Ambos trabajaban en todo el libro o se repartían los capítulos?
No, no... repartirnos los capítulos hubiera sido una chapuza... Lo que estaban repartidos eran los conocimientos. Ya te he dicho que Harry Potter me pilló en mis comienzos como traductor. Yo provenía de la literatura, acababa de publicar con Emecé (después Salamandra), mi primera novela, Tengo palabras de fuego, que había tenido buenas críticas, y la editorial nos ofreció la posibilidad de traducir para ellos. En principio, Nieves, que a la sazón era mi mujer, me resolvía posibles dudas. Es catedrática de inglés. Excepto en el tercer volumen, en el que su colaboración fue más allá, y fue una novela que prácticamente tradujimos juntos. ¿Cómo? Pues ella tenía delante el libro, y yo el ordenador. Ella iba traduciendo y yo reelaborando. Fue un método muy rápido y práctico de trabajar, era como hacer una traducción y una revisión al mismo tiempo. Los otros dos libros sencillamente los traduje yo, aunque ella me resolvía dudas. Como digo, en aquel entonces lo que estaba claro era el campo en el que cada uno era experto: ella en el inglés, y yo en el castellano.
¿Cuál de los tres libros que tradujeron te gustó más?
Tengo un recuerdo especialmente bueno del tercero. No sabría decir muy bien por qué.
Seguro habrás visto las películas de los tres libros que tradujiste, ¿verdad? ¿Cuál fue tu primera impresión al terminar de verlas?
Bueno, te equivocas. Solo he visto la segunda. Y el aburrimiento me resultó espantoso. El ruido de la película no me permitió dormir, y no podía irme del cine porque al acabar la proyección tenía que hablar. Eso sí, comprobé que en el doblaje aparecían algunas palabras que había inventado yo.
¿Qué sientes después de ver el éxito enorme de la saga?
Una especie de responsabilidad retrospectiva. Imagínate que soy uno de los autores (los traductores ya por fin estamos considerados autores) más leídos del mundo hispano. Sí, también uno de los menos conocidos, claro... pero el caso es que he puesto mi granito de arena en la educación de muchos niños. Quiero creer que les he ofrecido un buen modelo de castellano.
¿Has tenido contacto con J.K. Rowling?
No. Supongo que es una señora muy ocupada, y yo tampoco he tenido un enorme interés en conocerla, así que no he intentado aprovechar las oportunidades de hacerlo.
¿Has leído los libros siguientes? ¿Qué piensas del desenlace de la historia?
Pues te parecerá sorprendente, pero no los he leído. Nieves sí los leyó, pero yo no. Ya ves que no soy un gran fan de Harry Potter. Sin duda me pilló un poco mayorcito.
Por último, ¿cuál es tu personaje favorito?
Me han hecho esta pregunta varias veces, y siempre se quedaban de piedra cuando contestaba que la madre de Ron. En serio. Una escena que se me ha quedado grabada es cuando les está poniendo el desayuno, no me acuerdo en qué volumen, y siente pena por Harry, quizá porque es huérfano, y por eso le pone doble ración al mismo tiempo que sigue riñendo a su hijo. Es una escena sencilla y realista, y ese personaje es todo lo que le falta a Harry, ¿no?
Claro que sí. No recuerdo bien esa escena, pero ten por seguro que la buscaré. Es un excelente retrato de madre.
Bueno, Adolfo, ha sido un gusto poder entrevistarte. Muchas gracias por tu valioso tiempo y tus interesantes respuestas. Espero que sigas con tu excelente labor y nos traigas al español más títulos fabulosos.
Hace poco más de un mes salió en España Al límite, el cuarto libro de la saga túneles, que fue traducido por Adolfo Muñoz. Seguro que pronto llegará a Perú, así que estén atentos a las novedades.
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Entrevista
Muy interesante la entrevista!
ResponderEliminarNo soy fan de la saga, pero es genial poder conocer un poco también sobre el trabajo de los traductores :)
Besos!! ^^
jajaja mola! muy interesante!
ResponderEliminarnunca había pensado en nadie cuyo personaje favorito fuera molly xD
y tiene mucha razón con que consiste bien poco en saber idiomas! jajaj qué ilusión me haría traducir algún libro que me guste ^3^
Un besito bluetooth!
por cierto, me llevo tu banner a mi blog :)
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