Hoy me he levantado con un sentimiento de pequeñez, quizá porque soñé con los planetas, con el universo. Tengo que llegar temprano al trabajo para una junta con los demás integrantes del proyecto. Por un momento me emociona tener que ir a la oficina.
Me baño lo más rápido que puedo, me cambio y desayuno. Creo que me olvido los papeles en la habitación. Vuelvo. Los cojo de encima del mueble y abro la maleta para ponerlos allí, pero no tengo más espacio. Felizmente hay un fólder sobre el escritorio, así que lo tomo. Bajo las escaleras y abro la puerta de la casa.
La calle está repleta de personas que avanzan casi flotando, sin fijarse en quién o qué queda a su lado. Me siento un punto entre tantos.
Me baño lo más rápido que puedo, me cambio y desayuno. Creo que me olvido los papeles en la habitación. Vuelvo. Los cojo de encima del mueble y abro la maleta para ponerlos allí, pero no tengo más espacio. Felizmente hay un fólder sobre el escritorio, así que lo tomo. Bajo las escaleras y abro la puerta de la casa.
La calle está repleta de personas que avanzan casi flotando, sin fijarse en quién o qué queda a su lado. Me siento un punto entre tantos.
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100 días de relatos