“Esta casa está sola. Aquí no vive nadie”, dijo Castro Saavedra. Mi casa esta sola, pero pronto la derrumbarán y construirán sobre sus ruinas un edificio tan alto como sea posible. Hace poco la dejé. A pesar de que saqué todos mis recuerdos, no he podido borrar mi paso por ella. Una parte de mí está en ella, y una parte de ella, en mí. Cada ladrillo, cada escalera, trae a la memoria momentos de mi vida, tanto alegres, como tristes. Cuando pasen por su entrada dirán que está abandonada, que los que vivían allí se han ido; pero se equivocan. Dentro de poco será demolida, y el último recuerdo que tenga será el de nosotros. Para ella, nosotros no nos hemos ido.
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100 días de relatos