La historia nos cuenta que el imperio ganó aliados rápidamente, no por su fuerza militar, sino por la belleza de sus ciudades. No había una sola en la que faltaran hermosos palacios con altas columnas. Lo extraño es que la construcción de estos edificios no era planificada con tiempo. El emperador encontraba un lugar que le gustara y en poco tiempo ya estaban levantadas las principales edificaciones. Con el tiempo, las personas empezaban a construir sus viviendas alrededor de ellas. Aun más raro es el hecho de que las nuevas ciudades venían después de algún conflicto entre el gobernante y el pueblo, las autoridades o extranjeros.
Algunos dicen que convertía a sus enemigos en las columnas de los palacios, para recordarles eternamente su superioridad.
Algunos dicen que convertía a sus enemigos en las columnas de los palacios, para recordarles eternamente su superioridad.
Etiquetas:
100 días de relatos